La cifra implica un aumento del 14% en relación a 2012; se cerraron tres operaciones más que durante el mercado anterior
El cierre del libro de pases en Europa deparó varias sorpresas para los clubes argentinos. Donde hasta hace 15 días se veían caras largas por la imposibilidad de conseguir dinero fresco para las tesorerías, de repente, afloró alguna sonrisa. El balance es positivo: las entidades recaudaron US$ 54 millones, un 14% más que a mediados de 2012. Además, pudieron concretar 18 operaciones, tres más que hace un año y dos más que en 2011. pero todavía lejos de las 33 que se cerraron en 2010.
La principal característica del mercado que acaba de cerrar es el cambio de paradigma: si bien un club italiano (Napoli) realizó la compra más alta (el colombiano Duván Zapata dejó Estudiantes a cambio de US$ 9,83 millones), la segunda corresponde a un club ucraniano, Shakhtar Donetsk, que pagó US$ 9,24 millones por Facundo Ferreira, ex delantero de Vélez. Hasta no hace mucho, los países de la ex URSS eran plazas raras. La crisis económica de la Europea central, sobre todo, los transformó en objetos del deseo de intermediarios y representantes. Otro mercado emergente (Brasil) realizó la tercera inversión del podio: Internacional, de Porto Alegre, adquirió a Ignacio Scocco (Newell's) en US$ 6,5 millones. Zapata, Ferreyra y Scocco tienen algo en común: los tres son goleadores. Y los goles se pagan.
Sin embargo, ninguno de los tres casos supera los diez millones de dólares. "Se terminó el mercado de clase media", diagnostica Ricardo Schlieper, representante rosarino y presidente de la Asociación Argentina de Agentes de Jugadores. La clase media eran aquellos clubes que solían pagar entre cuatro y diez millones de dólares por un jugador. "Hoy, o te pagan muchísimo, como Mónaco o Manchester City, o menos de cuatro millones", agrega Schlieper. A Banfield le pasó con Nicolás Tagliafico -representado por Schlieper-, cuyo pase valía cuatro millones de dólares. Nadie lo compró y el lateral juega en la primera B Nacional.
Indirectamente, Estudiantes de La Plata se benefició de uno de esos oasis que menciona Schlieper: los euros frescos que le ingresaron a Napoli por la salida del uruguayo Edinson Cavani a Paris Saint Germain (Francia) le permitieron adquirir a Gonzalo Higuaín (Real Madrid) y convertir a Duván Zapata en la venta top del fútbol argentino.
Otra característica del mercado que acaba de cerrarse es la gran cantidad de transferencias cerradas en las últimas horas. La necesidad por recaudar hizo que algunos clubes aceptaran ofertas que en otro contexto hubiesen rechazado: por eso Gino Peruzzi dejó Vélez para jugar en Catania (Italia). Sunderland, de Inglaterra, iba a pagar US$ 7,8 millones, pero la venta se cayó. Y los de Liniers terminaron aceptando US$ 4,5 millones más el 15% de una futura venta. Rogelio Funes Mori (River) es otro caso: vendido en el balance contable cerrado hace un año, en Núñez aceptaron cobrar de Benfica US$ 2,6 millones más el pase de Rodrigo Mora. Suena a poco para un jugador al que el presidente Daniel Passarella había tasado en 15 millones de euros.
Los tres pases más importantes fueron Zapata a Nápoli (9,83 millones de euros), Ferreyra a Shakhtar (9,24US$) y Scocco a Internacional (6,50 US$).
El portal especializado TransferMarkt.de, que compila transferencias de jugadores en todo el globo, reporta 18 traspasos al exterior con dinero de por medio. Por debajo de las señaladas transferencias de Zapata, Ferreyra y Scocco (dos goleadores) aparece Lisandro López, el zaguero que dejó Sarandí rumbo al mismo club portugués que Funes Mori, Benfica. Las águilas portuguesas también adquirieron a Luis Fariña, de Racing. López y Fariña ya fueron cedidos: a Getafe (España) y Baniyas (Emiratos Árabes) con el objetivo de foguearse y no perder ritmo futbolístico. La receta de los lisboetas es fácil: con la ayuda de inversores externos, compran bien y barato; años más tarde, venden mejor y caro.
En el sexto puesto del ranking de ventas aparece Lucas Orban, otro defensor. Compartido en partes iguales por Tigre y River, pasó a Bordeaux (Francia) en US$ 3,3 millones. El séptimo lugar es de Fariña. Racing recibió por él 3,06 millones de dólares. Debajo suyo se encuentran Funes Mori (de River a Benfica), Iván Bella (pasó de Vélez a Chiapas, de México, en US$ 2 millones) y Guido Pizarro (Lanús), por quien otro equipo mexicano, Tigres, también pagó US$ 2 millones.
Otro habilidoso, Darío Benedetto, dejó Arsenal para jugar en los Xolos, de Tijuana. La transferencia le reportó US$ 1,98 millones a Arsenal. Por US$ 660 mil, Silvio Romero fue cedido a préstamo por Lanús y probará suerte en Rennes (Francia). La operación se cerró a último momento, en parte, debido a la congestión de delanteros en el plantel granate. A cambio de medio millón de dólares, Lucas Viatri dejó el Boca de Carlos Bianchi y se fue, cedido, a Jaguares de Chiapas. Por US$ 330.000, Atlético de Rafaela prestó por un año a su arquero titular, Guillermo Sara, mientras que Marcos Angeleri depositó los 300 mil dólares de su cláusula de salida para dejar Estudiantes de La Plata y recalar en Málaga, de España.
Por más que el balance haya dado positivo en relación al año pasado, el fútbol argentino tiene una gran deuda como mercado exportador: no transfirió ningún futbolista a las dos ligas de mejor presente económico en Europa: la Premier League inglesa y la Bundesliga alemana. Tras un mercado en el que se revirtió la tendencia a la baja de años anteriores, tal vez los dirigentes miren el futuro con algo más de optimismo. Sobre todo cuando los altos costos fijos los obligan a equilibrar los números con las ventas al extranjero de sus principales activos: los futbolistas.
La formación, un buen negocio. Gracias a las ventas de sus ex jugadores, a algunos clubes argentinos ingresará una interesante cantidad de billetes en concepto de mecanismo de solidaridad. ¿Cuánto? "Entre y los 12 y los 15 años del jugador, un 0,25% del importe bruto por cada año de formación. Entre los 16 y los 23, un 0,5% por año", explica Ariel Reck, especialista en derecho deportivo.
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